Monumentos en Barcelona podemos encontrar casi por cualquier rincón. La inversión de tiempo y dinero que ha hecho la ciudad condal a lo largo de los años consigue que en España, sea uno de esos lugares a los que todo el mundo quiere venir. Si bien el ritmo de vida, la diversidad y los planes alternativos son el fuerte de la urbe, también nos damos un golpe con la cultura, la Historia y muchas otras cosas que merece la pena conocer de cerca en una metrópolis donde todo llama al descubrimiento.
Cita perfecta para festivales de música, películas o eventos deportivos, no podemos perder la oportunidad de sentirla de cerca y conocer un poco mejor por qué aquí tenemos todo lo que podemos desear. Capital de Cataluña, a pesar de que sus ciudades hermanas cuentan con muchos otros monumentos que debemos ver al menos una vez en la vida, lo cierto es que cuando llegamos hasta aquí solo nos quedan ganas de seguir dando vueltas y mirando todo lo que el espacio tiene aun por ofrecer.
¿Cuáles son los mejores monumentos en Barcelona?
Hacer una lista con los mejores monumentos en Barcelona es algo bastante complicado. Una ciudad que durante tanto tiempo se ha reconocido como inversora de obras de arte, apuesta por pintores o escultores de distintas épocas y en la que se han visto exposiciones de paso donde todo merecía la pena, cuenta con una larga trayectoria de conocimiento que no podemos ignorar. Para aquellos que vendrán este año hasta la ciudad o viven aquí pero desean sentirla un poco mejor, dejamos quince obras de arte que nos encantan:
La Sagrada Familia
¡No podía ser de otra manera! La Sagrada Familia es la construcción por excelencia que hay en la ciudad de Barcelona. Son muchos los turistas que vienen hasta aquí por la fama que ha ganado esta catedral que derrocha belleza por donde la miremos. Aunque lleva once años en obras (y seguro que todavía quedan muchos más) no hay nada que impida la ilusión y las ganas que cualquier individuo pone a ésta. Increíble tanto por fuera como por dentro, se hace imposible pasar por su lado sin quedarnos boquiabiertos.
Diseñada por Antonio Gaudí, el edificio comenzó sus obras en 1882 y con el tiempo ha conseguido convertirse en uno de los monumentos más grandes del mundo. Con una altura de hasta 172,5 metros, en muchas ocasiones se la ha comparado con la Torre Eiffel de París o el Empire State de Nueva York y es que, aunque los modelos no tengan nada que ver, la majestuosidad que la forma la ha convertido en uno de los caprichos de cualquier turista que llega hasta la ciudad condal. ¿La has visto tú ya?
La Pedrera
Seguimos con Gaudí para hablar de La Pedrera. El arquitecto, que encontró en Barcelona su refugio artístico por excelencia, quiso dejar más de una huella por las calles de la ciudad y ésta es otra de las importantes. Desarrollada como un edificio sin líneas rectas y que desafiara cualquier tendencia de la época en su momento no se recibió con agrado y tiene cantidad de comentarios que la desaprobaban. Con el tiempo, y viendo la calidad del de Reus, todos se arrodillaron ante su fantástico esplendor.
Conocida también como Casa Milá, el monumento se levantó para alojar a la familia Segimon pero después pasó a ser muchas otras cosas. Desde un bingo hasta el perfecto sitio de citas pasando por un refugio antiaéreo, nos encontramos con un lugar que además de guardar mucha Historia en su interior, también tuvo la oportunidad de pertenecer a la metrópolis como actualmente la conocemos. Siempre interesante de ver, si te paseas por el centro no tienes excusa posible que te impida venir hasta aquí.
Arco del Triunfo
Todas las ciudades importantes de Europa tienen un arco del Triunfo. Cada uno con su Historia y anécdotas a las espaldas, el de Barcelona fue diseñado como entrada principal a aquella Exposición Universal de 1888 por Josep Vilaseca i Casanovas. Con un fin determinado, sorprendió que tiempo más tarde los ciudadanos viesen aquí un elemento único para la ciudad y que los definía como comunidad. De treinta metros de altura y una estructura de ladrillo inspirado en la decoración neomudéjar, desde lejos se hace colosal a los ojos.
Cuando pensamos en un arco del triunfo al uso lo primero que se nos viene a la cabeza son las victorias que pudo tener esa ciudad sobre cualquier otra civilizaciones atrás pero en la ciudad de Barcelona tenemos que olvidarnos de esto. Con un fin meramente civil en aquel año, sin darnos cuenta, nos estábamos adentrando en un cambio artístico, científico y económico que marcaba el progreso de la urbe. Hoy, conmemorado como uno de los grandes monumentos en Barcelona que hay que ver, esperamos que lo tengas bien apuntado en tu calendario.
Mujer y pájaro
Si Gaudí es el arquitecto más importante de Barcelona, cuando hablamos de escultura tenemos que acercarnos a Joan Miró. Paseando por la ciudad podemos ver cantidad de obras suyas que, sin necesidad de entrar en ningún sitio, nos harán sentir esa emoción de otro tiempo en el que el modernismo aún no estaba consolidado pero sí estaba dando paso a algo importante. Mujer y pájaro, dentro de todas las que podríamos nombrar, es una de las que más ha dado de qué hablar gracias a su sentido abstracto.
Con veintidós metros de altura, son muchas las personas que aseguran no poder ver al pájaro sobre la mujer. Inaugurada en 1983, esta escultura está situada a pocos metros del parque de Joan Miró (como monumento aunque no se encuentre dentro del perímetro pertenece al conjunto) y para algunos sigue siendo una de las creaciones más bonitas que podemos disfrutar en la ciudad. De esta forma, si estás de paseo por Barcelona y quieres disfrutar de algo que en su día fue el inicio del cambio, aquí te estará esperando.
Cascada Monumental
¿Estaremos ante una de las fuentes más bonitas del mundo? Muchos viajeros aseguran que la Cascada Monumental de Barcelona es ese sitio en el que te pierdes solo con ver su inmensidad. También con la mano de Gaudí en sus trazados arquitectónicos, este proyecto hidráulico es el más grande que tenemos en España hasta la fecha. Su diseño, a cargo de Josep Fontseré, recuerda bastante al del palacio Longchamp de Marsella, que está reconocido como una de sus obras más significativas.
La construcción, que sorprende desde el primer momento en que nos encontramos con ella, es uno de los monumentos en Barcelona que más atrae a los turistas y es que al margen de La Sagrada Familia y el Parque Güell en la ciudad condal hay mucho por ver. Situada cerca del Arco del Triunfo, podemos tomarlo como punto para acercarnos a cualquiera de los rincones de esta fuente. Ideal como centro para hacer fotografías, si lo que quieres es una imagen de postal aquí podrás tener toda la colección.
Torre Agbar
La Torre Agbar es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Ubicado en el nuevo distrito tecnológico, se agregó al paisaje de la metrópolis enseguida gracias al entusiasmo con el que lo recibió la población. Inaugurado en 2005, cuenta con treinta y cuatro pisos en ciento cuarenta y cinco metros de altura que le han convertido en el piso más grande de la capital de Cataluña. Hecha con hormigón y kilos de acero, solo con mirarla nos damos cuenta de que estamos ante una construcción fuerte y sin ningún precedente.
Los ciudadanos, que llevan unos años viviendo con ella, prefieren venir a verla por la noche. Una de las características que la define son los 4.500 dispositivos luminosos que la envuelven y hace que la zona sea de colores. Perfecta para pasear en pareja o dar una vuelta contigo mismo, nos encontramos ante una de las últimas joyas que se colocó en el centro de Barcelona. Una vez más, si quieres fotografiar algo diferente pero que todo el mundo de la zona conozca éste te puede servir como alternativa.
Palacio de la Música
Uno de los monumentos en Barcelona que no puede faltar es el Palacio de la Música. Majestuoso por dentro y por fuera, muchos lo conocen por ser el «edificio más modernista del mundo» y eso que ni es obra de Gaudí ni tampoco se construyó durante décadas (según las fuentes el periodo fue de 1905 a 1908) Perfecto para admirar y fotografiar, todo el mundo recomienda que se vaya a algún espectáculo dentro del conjunto. Sabido esto, si pasas por aquí y tienes tiempo, quizás sea buena idea animarte con ello, ¿no crees?
Impulsado por la sociedad coral popular, el arquitecto Lluís Domenech i Montaner tomó las riendas de un proyecto que todavía no se sabía cómo iba a terminar ni cuáles eran sus miras. Junto a un grupo de colaboradores de primera orden, inspirado por la vida que en ese momento se vivía, cogió sus días y también sus noches para dar forma a una de las obras más importantes de Barcelona. Con una innovadora estructura de hierro que permite emplear paredes de cristal para que la luz pase, estamos en lo cierto de que aquí hay que venir al menos una vez en la vida.