La calle Cabeza del Rey Don Pedro de Sevilla esconde una tremenda historia a sus espaldas. A pesar de lo tranquila que es y el cotizado sitio en el que se encuentra, cuando entramos en sus orígenes nos damos cuenta de que no estamos en cualquier sitio. Aquí, en tiempos de Pedro I «El Justiciero», la sangre salpicaba las paredes y fueron muchas las atrocidades que se cometieron a su alrededor. El casco antiguo, que actualmente es una de las partes más transitadas de la ciudad, nunca volverá a ser igual.
Con las mentiras como base, la «calle del candilejo«, como se le conocía en 1350 se ha convertido en una de las referente del misterio en la ciudad en la que los monarcas tienen un protagonismo especial. Los verdugos, que por aquel entonces estaban muy solicitados, también se dejan ver por este rincón de la capital de Andalucía, centro de controversias, polémicas y revueltos. Por otro lado, la obsesión por María Coronel desataría la más fuerte de las iras posibles en esta ciudad pero, ¿qué pasó realmente?
¿Cuál es la historia de la calle Cabeza del Rey Don Pedro?
La fantasía de que los Trastámara-Guzmán gobernaran la ciudad, un «caballero» comenzó a contar mentiras sobre Pedro I, un hombre que ya de por sí no tenía al pueblo demasiado contento. Conocido por muchos como «el cruel», la calle Cabeza del Rey Don Pedro se extiende por el centro de Sevilla mientras habla de traición y malas decisiones. Cansado de lo que escuchaba sobre él y dominado por el ansia de limpiar su nombre, el mismo monarca esperó al maleante para matarlo.
En la penumbra, una anciana aseguró ser testigo de aquel duelo que el propio rey había propiciado. A la mañana siguiente, todo el pueblo hablaba de la muerte del caballero aunque nadie sabía como había sido. El padre del joven, afligido por la pérdida, fue a palacio para pedir a Pedro I que se diese caza al que había acabado con la vida de su chico. «Fue atacado por sorpresa y por ello os pido justicia» aseguró ese hombre al que de un día para otro le habían quitado todo lo que tenía.
Disfrazando su culpa, el monarca ofreció una recompensa a quien encontrara al más despiadado de los hombres. Esto, que llegó a oídos del hijo de la anciana testigo, hizo que el joven fuese a palacio para ponerlo frente a un espejo: «Venid conmigo y os lo mostraré de frente» El sentido de la calle Cabeza del Rey Don Pedro comienza a coger sentido cuando éste asume la culpa y asegura que tomará medidas en el asunto aunque sea él quien tenga que pagar por lo ocurrido.
¿Qué dice la leyenda de la calle Cabeza del Rey Don Pedro?
Con un pueblo expectante, Pedro I manda a sus verdugos a cortar la cabeza del asesino. Con ella en las manos, la colocaría sobre un nicho en la pared cubierto con rejas para que «nunca pudiese salir de allí» pero el nombre de la persona debía mantenerse en secreto. Años después, al morir el monarca en una batalla, Don Tello de Guzmán gobierna Sevilla y nada más poner un pie en la ciudad hispalense decide quitar los barrotes para ver quién fue ese individuo del que se hablaba entonces.
Al retirar las rejas, el nuevo gobernador solo encuentra la Cabeza del Rey Don Pedro tallada en piedra y sin ninguna muesca de culpabilidad. No solo no había restos óseos sino que su intención de clavarla en una pica y exponerla al sol también era imposible. Como si de una burla macabra se tratase, una vez más estaba presente aquel monarca al que había querido un tanto por ciento muy bajo de la población. Riéndose de todos, poco importaba donde estuviese ahora su cuerpo puesto que el alma seguía allí haciendo de las suyas.
Cargado de rabia, Don Tello de Guzmán quiso romper la cabeza de piedra allí mismo. Durante sus años de reinado, el monarca únicamente sembraba miedo y terror a su alrededor pero con él, ya muerto, todo tenía que cambiar. En cualquier caso, pensando que pudiese lanzar una maldición desde el más allá, la dejó en su sitio, sin moverla ni un centímetro. La calle del Candilejo, como se llamaba entonces, ahora era un lugar al que iban todos los curiosos del pueblo recordando de buena tinta lo que había pasado.
Como vemos, la calle Cabeza del Rey Don Pedro es un sitio donde se respira la leyenda. Su historia, contada por personas que se han documentado sobre el legado de la ciudad, sigue sorprendiendo a todos los que vienen hasta aquí para ver el busto. Solo con alzar la mirada hacia arriba, mientras paseamos por el centro, observamos cómo el monarca mantiene esa mirada despiadada y sin remordimiento. Perfectamente conservada, la figura sigue planteando algunas preguntas. ¿Estará ahí por el miedo del pueblo?