Dicen de Blanes que es la primera ciudad de la Costa Brava, aquella que se construyó cuando la civilización no era -ni por asomo- lo que hoy nos han contado sobre ella. Situada en el norte de Cataluña, a unos setenta kilómetros de Barcelona, figura como la escapada perfecta para aquellas personas que viven en la comunidad y quieren descubrir un rincón nuevo. Localidad turística donde las haya, sorprende cómo un pequeño lugar que antes estaba habitado por pescadores hoy encierra todo un universo de planes.
En pie desde la época de los romanos, para muchos es el portal de esta parte que comienza en la localidad y termina en la frontera con Francia. Dotada de un importante patrimonio cultural, gustan de ella sus playas y ese ambiente tranquilo que todavía se sigue respirando. Perfectamente conectada con otras ciudades de la comunidad, cualquiera que quiera estar cerca de la capital pero no parar de descubrir el terreno en el que se encuentra, aquí tiene un espacio hecho para sí.
¿Qué podemos ver en Blanes?
Al igual que ocurre con Cadaqués, Blanes es un sitio que destaca por sus playas y la vida en el mar. Presentada como la excusa perfecta para descubrir un lugar diferente en el Mediterráneo, nos encontramos ante un sitio en el que podemos hacer infinidad de cosas pero que también está puesto para el descanso de los que viven al 100% en la ciudad. Así, sin perder aquel encanto que lo caracterizó desde su primer día y con el que sabemos que estamos ante el cimiento inicial de la civilización, os dejamos con los rincones que tienes que ver:
Casco antiguo
Caracterizado por las múltiples construcciones que tiene a su alrededor, el casco antiguo se hace ideal para pasear y sentir la ciudad. Decorado por los viejos indianos que hicieron las américas con el fin de ganar dinero, aquí se encuentran algunos de los edificios históricos más importantes y con mayor representación de la Costa Brava. La Casa de la Vila, Casa del Poble o Can Nonell son ejemplos claros de lo que se estilaba por aquel entonces y que, en cierta forma, ha llegado hasta nuestros días.
Castillo de Sant Joan
El castillo de Sant Joan es uno de los puntos turísticos de Blanes. Situado en la cima de la colina con el mismo nombre, a más de 173 metros de altura, se ha coronado como el sitio perfecto para ver la playa y la famosa roca de Sa Palomera. Construido a mediados del siglo XIII, con el fin de mantener vigilados los frentes, su conjunto ha sufrido muchos cambios con el paso del tiempo. Hoy, con la torre maestra como único elemento en pie, ofrece vistas como las que tenemos en la imagen destacada.
Jardín Botánico Marimurtra
Aunque no es el único que vamos a encontrar -el de Pinya de Rosa también es bastante popular-, el jardín botánico Marimurtra es el mejor que hay en esta ciudad y que sin duda merece una visita. Diseñado por el empresario alemán Karl Faust, nos encontramos ante dieciséis hectáreas donde conviven hasta cuatro mil especies vegetales y que le ha valido el título de uno de los mejores espacios naturales de Europa. Sus instalaciones, para investigar los ejemplares que se quedaron en el tintero, son la aportación más grande que se ha hecho en años.
Roca Sa Palomera
La roca Sa Palomera, junto con el castillo de Sant Joan, es uno de los elementos más destacados de Blanes. Pegada al barrio de S Auger, donde nos damos cuenta del importante legado pescador de la ciudad, separa la bahía de la ciudad dejándola al norte y la playa de Sabanell al sur pero, a pesar de su complicada situación, debemos saber que se puede visitar gracias al mirador de la que es dueña. Protagonista del Festival Pirotécnico que se celebra en julio, cualquier día puede ser bueno para venir hasta aquí.
Playas de Blanes
Si hemos advertido de que a esta ciudad costera se viene por las playas, no podemos no dedicar un apartado a esos trozos de mar que nos han robado el corazón desde el primer día en que llegamos. Recorrida por dos de gran extensión (una de nombre homónimo) y tres calas menos frecuentadas, nos encontramos ante una colección de olas y blancos de arena a las que no nos podemos resistir. Perfectas para venir en familia o con tus amigos, si vives en Barcelona puede ser la escapada perfecta.
Iglesia de Santa María de Blanes
No podemos irnos de esta ciudad sin visitar la iglesia de Santa María de Blanes. Construida entre 1350 y 1410, es de estilo gótico y está incluida en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña gracias a la conservación que se ha hecho de ella. A pesar de que un incendio la destrozó en 1936, el ayuntamiento quiso que se completaran aquellos trozos que habían quedado. Hoy, siendo todo un reclamo para los turistas que llegan, sorprende la manera en la que se ha mantenido incluso con el paso del tiempo.
Como vemos, Blanes es un sitio que embruja de principio a fin. Incluso cuando venimos solo por las playas o la desconexión que ofrece el lugar a los que viven en otras partes de Cataluña, estamos sumando a nuestro favor. La ciudad, hecha también para aquellos que aprecian el arte, la historia y todo lo que tiene que ver con un territorio, nos habla sin tapujos de las civilizaciones antiguas, de aquellos pescadores que hicieron de este espacio un lugar en el que vivir así como de otras cosas que hay (todavía) por descubrir.