Calella de Palafrugell es uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava. Situado en El Bajo Ampurdán, en la provincia de Girona, nadie podía imaginar que este hogar de pescadores iba a contar, años más tarde, con una demanda turística tan fuerte. Rodeado de calas de norte a sur, sus calles empedradas y el bosque mediterráneo también han hecho bastante ante este reconocimiento. Este lugar, que creció gracias a la industria del corcho, se ha convertido en todo un reclamo de las masas en verano.
La llegada de los piratas a un sitio que parecía abandonado a su suerte dio origen al pueblo. Corría el siglo XVIII entonces y un grupo de ermitaños que se escondía entre las rocas defendió la zona con uñas y dientes dando caza a los maleantes. El primer documento escrito que existe sobre esto, según la propia oficina de turismo, data del año 1746. Poco a poco, la civilización y el comercio se fue haciendo más grande y ubicando el lugar en el mapa aunque siempre de forma discreta.
¿Qué podemos ver en Calella de Palafrugell?
Como cualquier pueblo de costa, las playas son lo que más motiva de Calella de Palafrugell. Con tantos kilómetros que dan hacia el mar, un sol que nos quita el blanco de la piel y arena fina parece como si no hubiese nada más a tener en cuenta en este lugar pero, conociéndolo desde dentro, queremos que tu próxima visita vaya más allá de lo que todo el mundo recomienda. Desde sus calles estrechas hasta el mirador de Manel Juanola i Reixach, son muchas las opciones que tenemos. A continuación, te dejamos con lo fundamental:
Casco antiguo
Situado detrás de la playa de Port Bo, el casco antiguo del pueblo es un bonito paseo por sus orígenes. Aquí las calles estrechas nos van descubriendo cada uno de los rincones que forman el centro con sus casas blancas de dos pisos cubiertas por una hilera de tejas. De todas ellas destacan la de les Voltes y la de la Gravina que, con un bonito camino de flores, siguen siendo las más fotografiadas de la comarca. Se hace imprescindible, además, hablar con los lugareños que son quienes te explicarán las bellezas del sitio.
Iglesia de San Pedro de la Calella
Paseando por el casco histórico también nos encontraremos con la iglesia de San Pedro de la Calella. Original del siglo XIX, sirvió como lugar de rezo y oración para aquellos pescadores que se quedaron con el pueblo. Perfectamente conservada, sorprende la sencillez de su diseño y cómo la torre es lo que destaca por encima de la construcción. Pintada de blanco y sin ningún tipo de decoración, a menudo pasa desapercibida para los turistas pero es importante que le echemos un pequeño vistazo.
Jardines del Cap Roig
A tan solo tres kilómetros del centro nos encontramos con el jardín botánico de Calella de Palafrugell. Con diecisiete hectáreas de terreno y más de mil especies de todo el mundo, sorprende el contraste que hay de las rocas rojizas con el azul del mar y en su interior, flores de colores como las que vemos en la fotografía de ejemplo. Este lugar, además de un pareja natural sin igual, sirve como escenario de conciertos. Artistas de la talla de Elton John o Lady Gaga son algunos de los que han sonado por aquí.
El castillo de Cap Roig
Junto al jardín botánico tenemos el castillo de Cap Roig. Este precioso palacio del siglo XX destaca por sus formas medievales y un interior que nació a partir de las ruinas que se encontraron en el lugar entonces. En 1927, en plena Revolución Rusa, el coronel Nicholas Woevodsky y su mujer Dorothy Wester, reconocida coleccionista de antigüedades, compran el terreno para formar aquí su familia. El claustro, la iglesia y una torre que había en ruinas les sirve de inspiración y fue así como, en 1974, concluyó la obra de lo que hoy vemos junto a las flores de colores.
Camino de Ronda de Calella de Palafrugell
El Camino de Ronda de Calella de Palafrugell es uno de los más bonitos que podemos hacer. Este sendero, que discurre por toda la costa, nos lleva hasta Llafranc mientras que disfrutamos de todas las calas que forman el conjunto. El paseo, de 1,5 kilómetros de largo, se puede hacer en tan solo veinte minutos y nos ayudará a comprender mucho mejor el por qué de la defensa de aquellos pescadores frente a los piratas. Ideal para disfrutar en pareja, con niños o nuestro grupo de amigos es algo a lo que no podremos decir que no.
Mirador de Manuel Juanola i Reixach
Varios son los miradores que hay en este pueblo de pescadores pero quizás ninguno como el de Manuel Juanola i Reixach. Venerado en Palafrugell por su descubrimiento de las pastillas juanola, este farmacéutico cuenta con una placa al borde de ese acantilado al que tú debes llegar. Con una pequeña cala a sus pies que parece una piscina natural, te encantará la idea de estar como colgado en el cielo disfrutando de las vistas. Sin peligro alguno, aquí podemos venir en pareja o con nuestros hijos pequeños.
Como vemos Calella de Palafrugell puede ser la parada perfecta para nuestras vacaciones en la Costa Brava. Son muchos los turistas que, una vez que han llegado a la zona costera no saben muy bien qué itinerario seguir. Con la mayor concentración de yacimientos arqueológicos de la Península Ibérica (pronto haremos una guía sobre esto) estamos ante un espacio que además de playas y calas de todos los colores, también cuenta con un legado sorprendente a nivel histórico, cultural o de patrimonio. ¿Te lo vas a perder?