La propuesta de turismo en Toledo que el ayuntamiento de Madrid puso en pie el mes pasado se ha visto truncada por el covid-19 y las consecuencias que está trayendo por todas partes. Con los viajes completamente parados resulta difícil pensar en esas ciudades a las que queríamos escaparnos el próximo fin de semana o cuáles serán las siguientes rutas grupales que hagamos. En cualquier caso, como queremos que tengas ideas para cuando todo este infierno pase, hoy centraremos nuestra publicación en Oropesa, un pueblo que sorprende y asusta a partes iguales.
De origen incierto aunque bastante antiguo -hay quien afirma que su nombre proviene de un capitán egipcio Oróspedo Aránculo que fundó la ciudad en 1716 a.C. enamorado del sitio- cualquier apasionado de la Historia de España debería pasar aquí al menos un fin de semana. Con una ruta monumental sin precedentes, es el propio ayuntamiento quien invita a los turistas a que hagan el recorrido para conocer una tierra que fue escenario de conquista, leyenda y alguna que otra conspiración.
¿Qué podemos ver en Oropesa?
Con tan solo 2.800 habitantes censados sorprende mucho que Oropesa sea un lugar con afluencia turística y que reciba tantas visitas al año. La idea de conocer la historia de nuestro país o ver lo monumental de sus calles es una de las cosas que nos hace pensar que de no venir no estaremos perdiendo algo realmente interesante. Su patrimonio, bastante importante en España, está perfectamente conservado y coloca a la provincia de Toledo en uno de los grandes podium de la Península Ibérica. A continuación te dejamos nuestras recomendaciones:
Castillo de Oropesa
El castillo es una de las principales paradas del pueblo. Construido en 1402, se encuentra en perfecto estado de conservación y podemos recorrerlo al completo e incluso subir a cada una de sus torres. Aquí, además de tener algunas de las mejores vistas del municipio, también podremos conocer de la historia del complejo gracias a los itinerarios explicativos. Visible desde la A-5 mientras conducimos, todo te parecerá poco cuando lo tengas delante y mires a tu alrededor.
Formado por una antigua fortaleza árabe conocida como Castillo Viejo y el Castillo Nuevo que es lo que es lo que levantaron los duques de Oropesa para declararse monumentos histórico artístico en 1923 resulta interesante pasear por su interior. Recorriendo los pasillos ataviados con todos los tipos de armadura que podamos imaginar y demás parafernalia medieval, es un sitio que merece la pena descubrir detenidamente disfrutando siempre del lugar en el que nos encontramos.
Palacio Condal
Justo al lado del castillo tenemos el Palacio Condal. Construido en el siglo XV, fue lugar de residencia de la familia Álvarez de Toledo durante años para ahora formar parte de la lista de Paradores Nacionales con mayor interés cultural. Por otro lado es uno de los puntos principales en la ruta monumental de la que antes hemos hablado. Señalada mediante azulejos en los que podemos leer la historia y el significado de cada una de sus partes, puede que sea una bonita manera de conocer lo que tenemos delante.
El edificio, formado por dos conjuntos palaciegos: el Palacio Viejo de estilo gótico mudéjar y el Palacio Nuevo que bebe de la arquitectura renacentista, se completa con una torre octogonal de influencia italiana conocida como el Peinador de la Duquesa. Cargado de historias a sus espaldas, como dato curioso saber que es el primer parador que se hace sobre un edificio monumental, algo que no debemos confundir con el primero que se hizo en España puesto que esa medalla se la lleva el de la Sierra de Gredos.
Hospital de San Juan Bautista
Bajando desde el Palacio Condal nos encontramos con el Hospital de San Juan Bautista. Fundado por Doña María Figueroa en el siglo XV (al parecer sobre una antigua sinagoga judía) forma parte del patrimonio histórico de Castilla La Mancha y es por ello que se han tomado muchos miramientos con la construcción desde hace años. Remodelado gracias a una escuela taller, en su interior a menudo se realizan exposiciones de diferentes artistas y alguna que otra reunión empresarial.
Si paseamos detenidamente por su alrededor veremos unos curiosos grafitis que datan de los siglos VX y XVI aproximadamente y captan la atención de todo el que pasa por aquí. En uno de ellos vemos una carraca portuguesa bastante parecida a la que aparece en la serie de tapices de la conquista de Túnez por Carlos V. Sin que haya confirmación de que se trate de un ejemplar tal, lo cierto es que las similitudes han hecho pensar a estudiosos de la Historia de España en general y Castilla en particular.
Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción
Por un pequeño pasadizo que vemos al girar a la izquierda llegamos hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Con una fachada de estilo románico, aunque su estado de conservación es sorprendente es importante saber que del edificio original solo se conserva la torre que vemos en la fotografía superior. Declarada Bien de Interés Cultural en 1991, son muchos los turistas que vienen desde diferentes puntos entre España y países extranjeros para ver el complejo.
Como dato histórico curioso debemos saber que la calle estrecha que cruzamos data del siglo XVII. Con la idea de que su esposa caminara con total libertad entre los recintos, el V Conde de Oropesa mandó a construir un canal que uniese el Palacio Condal con la parroquia para ir a misa relajados lejos de las miradas del pueblo. Lamentablemente el pasadizo quedó a medias puesto que el conde murió y su relevo no quiso seguir con una obra que no le suponía del más mínimo interés.
Convento de Nuestra Señora del Recuerdo
Al final de la calle de la Concepción nos espera el convento de Nuestra Señora del Recuerdo, un edificio de principios del siglo XX que destaca por el majestuoso retablo de la Virgen María. Diseñado por Juan Correa de Vivar, pintor del siglo XVI, es una obra renacentista de alto valor histórico y cultural que ha captado la atención de millones de turistas. Compartiendo escenario con pinturas coloniales y un soberbio Via Crucis del ceramista Ruiz de Luna, sin duda es un interior que merece la pena visitar.
En nuestro paseo por Oropesa veremos cantidad de iglesias, conventos y parroquias que hablan de las costumbres y creencias que tiene el pueblo desde sus orígenes. En esta calle además, también podemos visitar el antiguo ayuntamiento del municipio que, siendo la vieja cárcel del lugar, tiene historias bastante particulares. Compuesto por dos salas para celebrar sesiones municipales, hasta 1871 estuvo en funcionamiento condenando a todo aquel que por entonces no cumplía con la ley.
Capilla de San Bernardo
Haciendo esquina con la calle Compañía nos encontramos en la Capilla de San Bernardo. Levantada en 1605 bajo los planos de Francisco de Mora, en un principio se hizo para enterrar a Francisco de Toledo (V Virrey del Perú) pero con el tiempo se convirtió en un lugar de culto. Abierta al público hasta la completa expulsión de los jesuitas en 1767 -que curiosamente cuentan con un colegio del siglo XV en la misma calle- después se cerró sin que ninguno tuviese ocasión de ver qué se estaba cociendo dentro.
En 1996, después de muchos papeleos y acuerdos, la capilla pasó a manos del ayuntamiento de Oropesa bajo un contrato de restauración y fue cuando comenzó a abrirse al público de nuevo aunque de forma ocasional. En la misma calle, para que los amantes de este tipo de turismo completen su paseo, tenemos el Convento de las Concepcionistas, abandonado por las monjas en 1835 y la casa natal de San Alonso de Orozco, autor de Regla de vida cristiana o Desposorio espiritual entre otras muchas obras.