El Palacio de Santoña es un edificio histórico del centro de Madrid. Situado en la calle Huertas, siendo uno de los puntos de interés del barrio de las letras, nos encontramos ante una construcción de amplio valor artístico y con la que podemos dar casi una vuelta al mundo gracias al combinado de elementos asiáticos, cubanos y mediterráneos. El escenario, muy del estilo cortesano borbónico de la época, actualmente sirve como lugar de eventos más que variados pero, ¿cuál es su historia?
Reformado por el arquitecto Pedro de Ribera, la propiedad pasó por varias manos hasta llegar a lo que vemos en nuestros días. En 1874, bajo el dominio de los Duques de Santoña, el edificio consigue convertirse en uno de los más representativos del siglo XIX gracias a la reforma que transformó lo que fue una casa señorial en la mansión que todos conocemos. Colosal de principio a fin, recibe visitas de todo el mundo pero, en especial los aficionados al arte y la arquitectura son los que se quedan más impresionados.
¿Cómo es el Palacio de Santoña de Madrid?
Aunque Madrid cuenta con muchos más, el Palacio de Santoña es uno de los más queridos en la capital. Con salones históricos y habitaciones de diseño funcional, nos encontramos con un lugar en el que se pueden hacer todo tipo de fiestas o reuniones. Comprado por Cámara de Comercio en 1933, tiene todos los papeles en regla para que se puedan rodar películas, series de televisión e incluso hacer conciertos pero, ¿qué otras cosas nos ofrece este edificio tan lujoso de Madrid?:
Puerta del palacio
El primer elemento histórico del inmueble lo tenemos justo antes de entrar. La puerta, concretamente la que da a la entrada de la calle de las Huertas, es la original, la que se le puso al palacete en su construcción. Obra de Pedro de Ribera, el día en que los duques se metieron a hacer la reforma dejaron el portón como medio de seguridad y hoy, para los más enterados de sus modificaciones, es uno de los elementos más valiosos del conjunto. La madera pesada y su decorado le da un encanto particular.
La escalera de gala
Tras la puerta nos encontramos con la escalera de gala. Diseñada por el escultor Carlo Nicoli, nos encontramos con un modelo imperial en mármol de Carrara que deja sin palabras al mejor orador. A medida que subimos vemos, además de los grandes leones que la custodian, vemos los frescos en los que se representan la vieja España y sus colonias de la época -Filipinas, Cuba y Puerto Rico- o la escultura del Ángel Vigilante. Colosal de principio a fin, sin duda es una parte en la que tenemos que echar un buen rato.
Sala Renacentista
Tras el vestíbulo nos encontramos con la Sala Renacentista, una pequeña habitación en la que hay cuadros de algunos de los nombres más importantes del Renacimiento italiano -con Miguel Ángel y Rafael como los grandes favoritos- Con varios artículos en su decorado, destacan los platos de cerámica que están metidos en la pared y el mueble que tenemos en el centro que, además de ser lo que más llama la atención, pertenece al mobiliario original de cuando el Palacio de Santoña se inauguró.
Sala Rotonda
La Sala Rotonda es una de las más particulares del conjunto. Con el detalle de que era el antiguo boudoir donde la duquesa se reunía con sus amigas, nos encontramos ante un sitio que parece sacado de otra época y del que salen numerosos recuerdos. Su decoración, rodeada de grandes vitrinas da acceso a donde Mariquita Hernández exponía sus joyas, no escatima en detalles. Cuidada hasta el último rincón, todos apreciamos la grandiosidad de una colección que sigue causando impacto.
Salón Oriental
Aunque tenemos otras habitaciones importantes como la Turca o la de la Caza, ninguno como el Salón Oriental. Este, cargado de motivos asiáticos, es una respuesta a la riqueza cultural que tenían los duques y lo mucho que habían viajado. La chimenea a manos de Carlo Nicoli es lo que más impresiona aunque también contamos con detalles chinos y japoneses que logran un combinado perfecto. Aquí, además de las visitas de turistas, se hacen eventos de todos los estilos y reuniones de empresa.
Salón del baile
Nuestro paseo termina en el Salón de Baile, la habitación más ostentosa del edificio. Actualmente en funcionamiento también para eventos, en ella nos encontramos con un estilo neobarroco al que no le falta ningún detalle; techos de nueve metros de altura, un suelo de mármol de Carraca y espejos que hacen que el sitio parezca más grande de lo que es nos sirve como ejemplo. Como anécdota decir que, al parecer, los marcos tallados en París vinieron en burro pero, como quedaba poco elegante decir esto, finalmente dijeron que llegó en ferrocarril.
En definitiva, el Palacio de Santoña es una genialidad barroca que deberíamos descubrir por nosotros mismos. Con visitas guiadas en las que se nos enseña hasta el último rincón público, si pasamos por Madrid está casi obligado venir hasta aquí. Considerado uno de los edificios históricos de mayor importancia en la capital, nada como entrar una tarde una tarde de domingo o día entre semana que no tengamos nada que hacer. ¿A qué esperas para contárselo a tus amigos?