El Oso y el Madroño es uno de los monumentos más conocidos de Madrid. La obra, diseñada por el escultor Antonio Navarro Santafé, sigue siendo uno de los emblemas de la capital. Cargado de Historia y sin escaparse a la polémica, nos encontramos ante una fantástica representación de lo que es la capital de España y el apoyo que da a sus a sus raíces. Hecha a base de piedra y bronce, pesa unas veinte toneladas y mide hasta cuatro metros de altura que se perciben bastante bien.
Situada en la Puerta del Sol, entre las calles de Alcalá y Carretera de San Jerónimo, la escultura ha dado muchas vueltas alrededor de la plaza hasta que actualmente, la tenemos en su sitio original. Según los informes del ayuntamiento, hasta 1986 estuvo colocada en el lado oriental de la misma, en el hueco que hay entre estas dos direcciones pero, ese mismo año, con el contexto de remodelación, se traslada a la calle del Carmen para que el trabajo se hiciese sin ninguna complicación.
¿Qué tenemos que saber sobre la escultura del Oso y el Madroño?
Inaugurada el 10 de enero de 1967, el Oso y el Madroño es la respuesta cultural del Ayuntamiento de Madrid a los símbolos heráldicos de la ciudad y parte del país que la capital quiso representar. Conseguido tras un largo proceso de firmas y acuerdos, la primera vez que vimos al animal elevándose hacia el frutal fue en el escudo del siglo XIII. Con relación pero intentando que cobrase su propia identidad en el tiempo, estamos ante una figura que no pasa de moda y siempre tiene algo que decir. A continuación, os dejamos con algunas curiosidades:
¡Es una osa!
Una de las polémicas más populares que hay alrededor de esta escultura es el género del animal. Desde sus inicios se piensa que ese oso que vemos levantarse hacia árbol es en realidad una osa. Sin que nadie lo haya probado -aunque tampoco desmentido- al parecer es la actitud del mamífero lo que pone en entredicho el sexo como tal. En cualquier caso, al igual que cualquier otra figura viva que veamos por la ciudad, sabemos que no tienen los genitales dibujados como tal. ¿Cómo podríamos valorar entonces este aspecto?
Símbolo del Atlético de Madrid
Los aficionados al Atlético de Madrid sabrán perfectamente de lo que hablamos. Como si de un símbolo propio se tratase, el oso y el madroño se dejan ver en el escudo del equipo. Sin que haya relación directa entre ambas figuras, nos gusta mucho observar cómo la imagen ha sobrevivido al tiempo y se ha puesto con los nuevos diseños. Como curiosidad extra debemos decir que, si vamos al estadio Wanda Metropolitano también hay una réplica de la estatua a las afueras del campo. ¿La has llegado a ver?
¿Un árbol contra la peste?
Al igual que ocurre con su ubicación, la figura no siempre tuvo un madroño en sus filas. El árbol, que llegó en el siglo XIII, tuvo relación con los brotes de peste que azotaban la ciudad por aquel entonces aunque nunca se llegaron a probar sus acciones curativas. Así, el hecho de que se uniera la planta al animal discrepa según qué libro de Historia sea el que estamos leyendo. Hoy, sin que pueda separarse en ningún momento, resulta casi imposible ver una figura separada de la otra.
La bebida favorita de Felipe IV
Las propiedades curativas del madroño conquistaron el paladar de Felipe VI. Según los datos históricos, el monarca tomaba un vaso de este combinado que mandaba a hacer a sus cocineros. Inspirado en una receta original de los frailes benedictinos, su alto contenido en alcohol era lo que más llamaba la atención al rey y lo que le provocó adición entonces. Para los que lo quieran probar, en la taberna El Madroño de Madrid, un negocio familiar que sigue despertando sensación entre los ciudadanos, lo siguen sirviendo.