Amberes es una de las ciudades hermanadas de Barcelona que más gusta. Si bien no fue la primera, con el paso de los años nos ha ayudado a conocer muchos aspectos de la capital de Cataluña. Reconocida como tal en 1997, la antigua Antuerpia comparte muchos aspectos culturales, económicos y de nivel social que hacen perfecta la relación que hay entre ellas. Con cantidad de cosas para ver, esta metrópolis belga esconde tesoros que ni siquiera la condal podría demostrarnos.
Las ciudades hermanadas, con origen tras la Segunda Guerra Mundial, forman parte de una comunidad internacional que, gestándose en Europa en un inicio, tras el conflicto que mantenían Estados Unidos y la URSS, se abrió a otras fronteras permitiendo que, para una región concreta, supiésemos que hay otros lugares que también se le parecen. Los acuerdos, que pueden ser muy distintos entre sí, nos llevan hasta la raíz de ese sitio en el que vivimos o donde vamos a pasar un tiempo determinado.
¿Qué podemos ver en Amberes?
Ahora que sabemos que Amberes es una ciudad hermanada de Barcelona, a los que les apasione la capital de Cataluña seguro que piensan en hacer una pequeña visita a este rincón de Bélgica. Conocida por sus diamantes y las obras de Rubens, pasó de ser un lugar extremadamente pobre a tener grandes riquezas a partir del siglo XVI. Hoy, disfrutada por millones de personas, nos encontramos ante uno de los sitios más bonitos del país y al que vienen todos los amantes del arte. A continuación, algunas de sus bendiciones:
Grote Markt
Cualquier viaje a esta ciudad debe comenzar en Grote Markt. Traducida como la Plaza del Mercado, es la columna vertebral de su metrópolis y sitio de encuentro tanto para turistas como lugareños. Situada en el corazón del centro histórico, a su alrededor verás casas de gremio del siglo XV y el famoso ayuntamiento. De estilo renacentista, está abierto de lunes a viernes de 8:30h a 17:30h y, según los comentarios, es bastante bonito de ver. Por supuesto también contamos con la Fuente de Brabo, monumento característico y que rinde homenaje al fundador de Amberes.
Catedral de Nuestra Señora
Situada en la plaza de Groenplaats, a tan solo unos metros del mercado, nos encontramos con la Catedral de Nuestra Señora, una iglesia gótica que tardó dos siglos en construirse. Reconocida como el edificio santo más grande de toda Bélgica, se hizo Patrimonio de la Humanidad gracias a lo bien conservada que se ha mantenido y el interior que contempla. Sus espectaculares vidrieras de 1537, con escenas de la Biblia y grandes órganos dan la mano a cuadros de Rubens que nadie debería perderse.
Callejón Vlaeykensgang
Vlaeykensgang es un callejón medieval en el que podemos perdernos tras un pequeño paseo. Anclado en el tiempo, cuenta con casas tradicionales del siglo XVI en las que un blanco pálido se cierne sobre ellas. Si bien ha habido restauraciones desde aquella fecha, al meternos aquí parece que tenemos ante nosotros otra parte de la ciudad, mucho más desconocida y que parece no guardar relación con lo que hemos visto antes. Cargada de bares en los que podemos hacer una parada para coger fuerzas, nadie sabe escapar a su embrujo.
Barrio de los Diamantes
Se dice que un 84% de los diamantes en bruto y hasta el 50% de los pulidos pasa por Amberes. Su comercio, concentrado en este barrio, tiene siglos de historia y ha mantenido a la comunidad judía en Bélgica desde los cimientos. A nivel turístico, además de pasear por las calles peatonales que aquí se encuentran, también podemos ir a alguna tienda a que nos enseñen la manera en la que se confecciona esta piedra preciosa hasta lo que queda en las manos cuando vamos a comprarlas.