El Puente del Diablo de Martorell es una de esas construcciones que regalan millones de datos históricos. Antiguamente conocido como Port de Sant Bartomeu, perteneció a la vía Augusta y su importancia dentro del Patrimonio es lo que ha hecho que se conserve tan bien hasta nuestros días. Con piedras cargadas de datos, nos encontramos ante uno de esos monumentos que están ahí pero a los que muchas veces no echamos demasiada cuenta como a otros que sí son algo más reconocidos.
Barcelona, ciudad que está rodeada de Historia y legado cultural, dispone de paisajes únicos para la vista y de los que podemos sacar cantidad de información del pasado dibujando así una imagen mucho más viva de la ciudad. El puente presente, muy querido por los lugareños, ha sabido cómo atrapar la atención de algunos viajeros que vienen desde muy lejos interesados por leyendas de la España más profunda. Curioso cuanto menos, si quieres ver algo distinto pero que a su vez te resulte familiar éste puede ser un buen destino de escapada.
¿Por qué tenemos que ver el Puente del Diablo de Martorell?
Solo por los años que lleva en pie merece la pena que nos adentremos en los vestigios del Puente del Diablo de Martorell. Levantado en 1295, su valor hizo que el Ayuntamiento redactara un plan de reconstrucción en 1963 con el resultado que tenemos hoy delante de nosotros. De estilo gótico, cuenta con una base romana que todavía protege sus cimientos y que, a pesar de todos los trabajos de excavación que se han hecho por la zona, no se gasta con el tiempo ni las tareas de mantenimiento.
Situado entre las localidades catalanas de Martorell y Castellbisbal sobre el río Llobregat, tiene una longitud de 130 metros de altura y al menos una calzada de ancho. De la época romana se conservan los estribos del puente, hechos simétricamente con sillares, las inscripciones de legiones que trabajaron sobre él (X Gemina, IV Macedonia y VI Victrix) así como el Arco Triunfal colocado en homenaje a las batallas. Esto y saber que hasta el siglo XIV fue el único puente bajo el valle de las aguas que cruza son razón de más para venir hasta sus inmediaciones.