El Vallé de Arán es uno de esos espacios de la geografía española que tendíamos que estudiar palmo a palmo. Cargado de maravillas de todos los colores, quien viene de visita hasta aquí asegura que ha hecho un descubrimiento que para nada conocía entonces. A la izquierda del río Garona, en la provincia de Lérida y como anclado en otro tiempo está Bossost, un pueblo de montaña que acapara todas las miradas desde hace años y al que nosotros no podíamos dar de lado.
Muy cerca de la frontera con Francia y con cantidad de monumentos que merece la pena visitar, nos encontramos ante un lugar que conserva toda la belleza de sus inicios. Sus lugareños, orgullosos del sitio en el que viven, suelen ser amables, hospitalarios y con deseo de mostrarte los rincones más ocultos que hay en un pueblo que sigue sin establecer un patrón de conducta. Con mucho por descubrir, tanto en el interior del municipio como por sus alrededores, tenemos un abanico de oportunidades para ver algo diferente.
¿Qué podemos hacer en Bossost?
Aunque a primera vista pueda parecer que no hay mucho que hacer en Bossost, si somos de los que disfrutamos del ambiente rústicos y los paisajes de montaña, nos vamos a llevar una sorpresa de lo más agradable. Al igual que en Montgarri, lo que nos atrapa del lugar no es su amplia oferta cultural o los diferentes eventos que se puedan hacer aquí sino la calidad de su arte al aire libre, el patrimonio histórico que tiene a sus espaldas y muchas otras cosas que son de crucial interés. A continuación, te dejamos con algunos de sus rincones:
Iglesia Parroquial de la Asunción de María
De estilo románico, nadie que venga hasta este pueblo puede irse sin ver este maravilloso monumento. Con el sello aranés que tan popular se ha hecho en este valle, nos encontramos ante una construcción que gusta a casi todo el que le ha dedicado unos minutos de su tiempo. Como abandonada en medio de la montaña pero siempre manteniendo su encanto, cualquier amante del arte sentirá chispas al tener delante una de las razones por las que venimos a este lugar debatido entre la cultura y la naturaleza.
Lavadero de Bossost
Para disfrutar del patrimonio cultural del pueblo no tenemos que entrar en ningún sitio. El lavadero de Bossost, ubicado al lado del río Garona, era el antiguo punto de encuentro para los habitantes del pueblo y ahora, aunque sea como recuerdo, gustamos de llegar hasta aquí para dar un paseo, meditar sobre lo que hemos hecho en el día o tomar algunas fotografías. Rincón de visita obligada, al igual que ocurre con la iglesia parroquial de la Asunción de María, no podemos irnos de aquí sin observarlo detenidamente.
Castillo de la Soala de Casteras
Cuando hablamos del castillo de la Soala de Casteras lo hacemos de lo que queda de él. Lejos de ser aquella gran fortaleza que se intuye cuando llegas hasta sus ruinas, son muchos los viajeros que, después de haber oído hablar de su historia, se acercan para observar de cerca todo lo que una vez pudo haber sido aquel cementerio de piedras. Con los riscos caídos, las vistas se han hecho inmejorables y hasta aquí llegan senderistas de todo el país a fin de encontrar una bonita fotografía para el recuerdo.
Pasear por el pueblo
Si bien es importante que veamos los monumentos que antes hemos nombrado, uno de los encantos que tiene Bossost son los paseos por el pueblo y la cantidad de cosas que se pueden admirar desde su casco histórico. Con colecciones de arte románico aranés por todas partes, resulta emocionante saber que hay un sitio que sigue defendiendo su Historia, los antepasados que ha tenido y todo lo que le ha llevado hasta aquí. Con tiempo y mucha tranquilidad, seguramente te des cuenta de que en la montaña hay rincones que quitan el aliento.
Ruta de las 7 Ermitas Protectoras
Si hablamos de Bossost tenemos que hacerlo de la ruta de las 7 Ermitas Protectoras. Con una posición privilegiada en esto de las cosas que tenemos que ver en el pueblo, nos encontramos ante esas construcciones sagradas que sirvieron para proteger a los lugareños de ataques que sufrían de forma repetida así como de la temporada de La Peste. Cuentan los que han llegado hasta aquí que solo hay seis pero lo que menos nos importa es el número puesto que estamos centrados en lo que significan y el recuerdo que evocan.
Para hacer esta preciosa ruta no solo cruzaremos Bossost sino que pasearemos por otros muchos pueblos en los que lógicamente están ubicadas el resto de construcciones. Siendo una estupenda oportunidad para disfrutar del Valle de Arán y todo lo que tiene para mostrarnos, gracias a la demanda que presenta en ocasiones hay grupos organizados con los que podemos no solo conocer personas con nuestros mismos intereses sino también la leyenda de este conjunto y lo mucho que supone para los que habitan la zona.
Visitar Bossost es hacerlo en un pueblo donde todo es tranquilidad, naturaleza e interés por la cultura en su forma más global. Son muchos los turistas que han caído por aquí de casualidad pero, en el momento en que han visto lo que este espacio es para los lugareños, no han dudado en quedarse unos días para explorar por sí mismos todo el terreno. Con todo dispuesto para que no te pierdas nada, si quieres estar en uno de los lugares más bonitos del norte de España y la conexión con Francia, solo debes coger un avión o lanzarte al alquitrán de la carretera.