Con motivo del santo de todas las Nieves queremos hablar de Santa María la Blanca y la historia que encierra detrás. La iglesia, situada en el corazón de Sevilla, es un refugio tanto para los aficionados a la imaginería como para los devotos de la virgen. Sin ocultar su pasión, cada año nos encontramos con espontáneos que, en pleno agosto, vienen a rendir culto, hacer ofrendas e incluso pedir por la suerte y salud de aquellos que quieren. Colmada de belleza, el simple hecho de admirar a «nuestra señora» ya es un regalo para todos los sentidos.
Concebida como un templo para los judíos en tiempos del rey Alfonso X el Sabio hasta 1391 (momento en el que se expulsa del barrio a este pueblo y pasa a ser una iglesia cristiana) lleva el nombre de Nuestra Señora de las Nieves gracias al Cabildo Catedralicio por la gran devoción que profesaba con esta imagen y, según él, todo lo que había hecho para el oxígeno de la ciudad. Tras las reformas efectuadas durante los siglos XIV y XVII con lo poco que quedaba del resto de las civilizaciones retirado por completo, el monumento comienza una nueva vida.
¿Cuál es la historia de amor tras Santa María la Blanca?
La Historia de España está cargada de leyendas y, la que rodea a la iglesia de Santa María la Blanca es una de las que más gusta a los sevillanos que, tal día como mañana, van a honrar la figura de «nuestra señora». Se dice que en la Roma del siglo IV, en la noche que va del 4 al 5 de agosto, la virgen María se les aparece al patricio Juan y su esposa en sueños para pedirles que construyan un refugio en el monte esquilino de esta ciudad y así poder ser felices para siempre.
La pareja, sorprendida por lo que había pasado, acuden al Papa Liberio a la mañana siguiente para contarles el sueño que habían tenido. Sin pensarlo un momento, hacen una procesión hacia el lugar para comprobar la veracidad de los hechos. Cuando llegan allí, guiados por la nieve que mencionó la virgen, se dan cuenta de que el matrimonio no mentía. De esta manera, Juan y su mujer fueron felices durante toda la vida juntos, algo que con el tiempo y la memoria se tomó como ejemplo a seguir.
En Sevilla, a modo de representación, tenemos la famosa iglesia de Santa María la Blanca que no es otra que la que la que pide la virgen en el sueño de Juan y él, convencido de que se cumplirán sus deseos, procede a su construcción. El edificio, que a lo largo de su historia también ha sido mezquita y sinagoga, es el mayor símbolo cristiano del barrio de Santa Cruz logrando, además, que los que viven allí se sientan especiales gracias a un lugar de oración, rezo y canto que encierra tanto encanto.
¿Por qué deberíamos visitar la iglesia de Santa María la Blanca?
Solo sabiendo la historia de amor que el santuario guarda tras sus puertas ya deberíamos tener una razón para pisar la iglesia de Santa María la Blanca en todo su esplendor pero, lejos de pensar en que sea la único que hay para ver, su interior aguarda mucho más. Reformada por Juan González en 1661 a la orden de Justino de Neve, su transformación lo convirtió en un espacio de gran belleza barroca que, hasta el día de hoy, sigue manteniendo igual esencia que entonces. A continuación, os dejamos con algunos de sus apartados:
Retablo Mayor
Situado al fondo del presbiterio y cubierto con una bóveda de cañón, el Retablo Mayor es una de las partes más impresionantes del interior de la iglesia y la que mejor refleja el sentido de su conjunto. Con la imagen de Nuestra Señora de las Nieves en el centro, a sus lados también nos encontramos con las figuras de Santa Justa y Rufina mientras que en el ático, por su parte, observamos la cruz y el candelero de San Emigdio. La virgen, construida por Juan de Astorga en 1832, es la que se sigue llevando todo el protagonismo.
Retablo del Sagrado Corazón de Jesús
Con un óleo de San Jerónimo de Estridón traduciendo la Biblia, el Retablo del Sagrado Corazón de Jesús es otro de los puntos clave de la iglesia de Santa María la Blanca, un apartado que no nos podemos perder. Perfectamente conservado, a sus lados vemos las figuras de San Bartolomé y San Cayetano que, junto al que está velando por nuestro señor, ofrece una estupenda estampa de este lado del tempo y deja ver el interés que Sevilla se toma en todo lo relacionado con su patrimonio.
Capilla Sacramental
Protagonizada por una pintura al óleo en la que tenemos a la Virgen con el Niño -reproducción de la original que se encuentra en la Basílica de Santa María Maggiore de Roma- la Capilla Sacramental es casi la joya de la corona de esta iglesia. Amplia y completamente rectangular, la completa el retablo de San José del siglo XVIII así como la imagen de San Agustín y Santa Ana. Por su parte en el ático tenemos la figura de la Inmaculada y, un poco más hacia abajo el nacimiento completo.
Cuadro de Virgen de las Nieves
El cuadro que tiene esta iglesia no es más que una representación del original -nuevamente situado en la Basílica de Santa María Maggiore de Roma- y es que, tras el milagroso suceso ocurrido en el año 352, la admiración de los romanos por esta virgen se hizo bastante popular. En Sevilla, donde hay devoción por la misma gracias al Conde Duque de Olivares, en la víspera del 4 de agosto la hermandad hace una nevada de pétalos para recordar lo que en su día fue esta persona.
En definitiva, la iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla es un sitio perfecto para visitar y es que, tanto si eres devoto de la virgen como si lo que te interesa es conocer su historia el lugar se nos presta bastante. Con rutas guiadas por empresas profesionales, si buscas personas que sepan sobre las imágenes del señor igual aquí encuentras justo lo que estabas buscando. Ahora, con las fechas que tenemos y el tiempo que hace, si estás en la capital de Andalucía por trabajo o negocios, ¿no crees que es un buen momento de ponerse con ello?