Dicen del día de Sant Jordi que es el San Valentín catalán. Este festivo, cargado de rosas y momentos de pareja, nos recuerda a ese 14 de febrero que todos los años celebramos pero con otra fecha. Hoy, 23 de abril, se celebra una de las jornadas más importantes de Cataluña que también transciende a otras ciudades de Europa donde su historia, aunque se traduzca de otra manera, se siguen como si estuviésemos dando un paseo por La Rambla o el barrio gótico de Barcelona.
Coincidiendo con el Día Mundial del Libro, en toda la región de Cataluña se hace como un festejo doble. Años de tradición han llevado a que los amantes de la lectura tengan en toda España tertulias especiales y ofertas con las que poder comprar los títulos que más nos gustan pero, ¿qué ocurre cuando estamos en la ciudad condal? Aquí, además de esas colecciones escritas que tanto perseguimos, también hay una flor para los enamorados. Con la rosa como símbolo del amor hacia el otro, completamos nuestra imagen de cabecera.
¿Cuál es la leyenda del día de Sant Jordi?
Para los que viven en Barcelona resulta muy bonito ver cómo la Casa Batlló se cubre de rojo pasión este 23 de abril. Por toda la ciudad se ven parejas de enamorados de la mano, gente que lleva libros y algunas entregas de ramos en casas u oficinas pero el día de Sant Jordi es mucho más, una leyenda donde el amor es la única respuesta. Hoy, narrada de maneras muy diferentes según la parte de Europa en la que nos encontremos, sigue siendo motivo de festejo para todos los catalanes.
Cuenta la leyenda que en la pequeña localidad de Montblanc había un dragón que merodeaba por las noches atemorizando a todos los que allí residían y, a fin de calmar su furia, se le daba el cuerpo de una mujer cada día. Elegida mediante sorteo popular, nadie esperaba que aquello también iba a pasar con Cleodolinda, la princesa del pueblo. En ese momento San Jorge, un apuesto caballero, salva a la joven clavándole una espada en el corazón para que, inmediatamente después, se viese nacer una enorme rosa roja de su corazón.
La Casa Batlló en el día de Sant Jordi
Aunque por toda la ciudad de Barcelona vemos la importancia que tiene el día de Sant Jordi, el centro del protagonismo está en la Casa Batlló y en sus proximidades inmediatas. Con varias rutas en su interior, además de la hermosa fachada decorada con hileras de rosas rojas por toda su superficie, se puede también entrar en el edificio para que los guías te den un pequeño paseo por esas zonas con motivos de lo que festejamos. El patrón, bastante querido en toda Cataluña, ha sabido ganarse el respeto con el paso del tiempo.
En la azotea, el lomo del dragón cobra vida gracias a sus tejas de cerámica con forma de escamas. Para darle más veracidad lo atraviesa una cruz simbolizando el momento en el que San Jorge rescata a la princesa de las garras del animal y, un piso más arriba, un balcón que bien podría haber sido el suyo antes de que el ser mitológico se fijase en ella. Perfectamente decorado, cualquier buen aficionado a la leyenda aprecia cada uno de los detalles que se exponen aquí e incluso, puede documentar sobre ellos.
En los pisos inferiores nos encontramos con los restos de las víctimas del dragón donde, a través de sus balcones en forma de calavera, logramos tener una idea de lo que fue aquella escena para el pueblo. En el vestíbulo privado, que da acceso a la vivienda de la familia Batlló, hay unas escaleras que recuerdan vértebras del animal y, según la cultura popular del sitio, incluso representaría la cola del dragón. Con todo así de organizado, el día de Sant Jordi es una aventura que viviremos de forma muy especial.