Pollensa es otro de los sitios de Mallorca que debemos anotar en nuestra libreta. Hace solo unas semanas os hablábamos de cómo la ciudad de Alcudia se había alzado como uno de los territorios para visitar este 2020. Las islas, siempre presentes en los destinos que llaman al descanso, el sol o las horas de baño, también esconden tesoros como el que vamos a presentar. Cargado de playas y calas de ensueño, la idea es que conozcamos el espacio más allá de lo que la costa muestra.
Con tan solo 15.000 habitantes, este pueblo mallorquín es el destino perfecto de los viajeros que buscan tranquilidad. Sus calles, hechas para dar largos paseos en familia o con nuestros amigos, son estrechas, bonitas y con mucha personalidad. A tan solo cincuenta y ocho kilómetros de Palma, muchos son los turistas que, cansados del ambiente de la capital, buscan en el municipio aquello que el punto principal no fueron capaces de encontrar. ¿Te gustaría saber por qué?
¿Qué podemos ver en Pollensa?
Con trece kilómetros de costa parece como si Pollensa no tuviese nada más allá del mar. Lejos de pensar algo así, la localidad está cargada de cosas que podemos hacer durante nuestras vacaciones. Reconocido como uno de los lugares más fotografiados de Mallorca, cuando entramos nos damos cuenta de que aquí no solo se vive de las playas. Con mucho por descubrir, para los que están buscando «otra forma de viajar» o se interesan por saber de la Historia del sitio, os dejamos con estas recomendaciones:
Plaza Mayor
Centro neurálgico del pueblo, desde la Plaza Mayor vamos a todos los sitios de interés del municipio. Cargada de edificios emblemáticos, con un paseo podremos apreciar todo lo que hay en el centro y cuáles son las direcciones que podemos tomar. La iglesia parroquial, original del siglo XVII, es una de las construcciones más importantes que tenemos a vista. Con mercadillos los domingos por la mañana, son muchos los turistas que se acercan hasta el sitio para llevarse productos típicos de Mallorca.
Construida entre los años 1854 y 1857, esta plaza siempre ha sido centro de reunión. Si bien hasta entonces el área comercial estaba en la Plaza Vieja -lugar que todavía se puede visitar- el crecimiento demográfico que registró el pueblo hizo que los gobernantes pensaran en un apartado más amplio para estas actividades. Hoy, cargado de cafés o restaurantes en los que podemos comer hasta altas horas de la noche, mantiene su esencia y protagonismo a partes iguales.
Convento de Santo Domingo
Levantado por los dominicos entre el siglo XVI y XVII, perteneció a los frailes predicadores hasta que el ayuntamiento del pueblo se hizo con él en 1833, año en el que esta institución se hizo todavía más fuerte. A partir de entonces sus instalaciones tuvieron varios usos: hospicio, cuartel y hasta un colegio fueron sus desempeños. Actualmente acoge cada año el Festival de Música Clásica de Pollensa, uno de los más importantes del mundo y que se celebra todas las primeras semanas de agosto.
Con diez capillas laterales que quitan el sentido, la iglesia del convento de Santo Domingo es uno de los mayores reclamos del conjunto. Junto a ella, el claustro de estilo barroco -donde se celebra el festival de música- es lo que vienen a ver todos los turistas. Impresionante tanto por dentro como por fuera, el edificio también alberga el Museo de Pollensa; una colección donde vemos documentos sobre el pueblo, restos arqueológicos encontrados en las excavaciones, un mandala budista y el legado de Atilio Boveri, un artista argentino nacido en 1885 que vivió tiempo en Mallorca.
Puente Romano de Pollensa
El Puente Romano de Pollensa es uno de los pocos testimonios que quedan de la presencia romana en Mallorca. Si bien por todas las islas Baleares encontramos legado arqueológico de nuestros antepasados, lo cierto es que cuando se trata de este tipo de yacimientos parece que todo cambia. Sin conocer su año real de origen, la construcción cubre el pueblo con un halo de misterio pero también lo dota de cierta belleza única que solo vemos en sitios como Mérida o relacionados.
Descubierto en 1403, su estructura -formada por dos arcos desiguales separados por una columna central que cuenta con un arco de descarga- no habla de cuál puede ser el momento en que estuvo en funcionamiento. En cualquier caso, cuando estamos delante de la construcción, apreciamos algunas tareas de remodelación lo que podría haber dado lugar a perder esas señales de origen. Punto de interés para muchos turistas, si eres apasionado de la arqueología seguro que lo disfrutas.
El Calvario
Aunque su nombre nos eche para atrás, no podemos irnos del pueblo sin hacer una visita al Calvario. Situado en la parte más alta del municipio, cuando subimos sus 365 escalones nos sentimos como auténticos superhéroes. Una vez arriba, como si de otro apartado de Mallorca se tratase, tenemos las mejores vistas de Baleares a nuestra disposición. Desde aquí la panorámica del Puerto de Pollensa o la Sierra Tramontana es algo espectacular y que acabara todas las visitas.
A manos de los caballeros templarios desde 1229, fue el rey Jaime I quien les concedió el terreno como ofrenda a su ayuda en la conquista de Mallorca puesto que sin ellos, quizás no la hubiese logrado. Durante años la orden fueron señores feudales que gozó de una serie de bienes y privilegios que nadie tenía dentro del pueblo. Tiempo más tarde, el monte pasó a formar parte del pueblo y hoy es un sitio con encanto al que vienen todos los turistas con ganas de disfrutar de las mejores vistas.
Pollensa es otro de los lugares que tenemos que apuntar en nuestra agenda. Este año, siendo uno de los pueblos bonitos de España 2020, parece que acaparará todas las miradas. Sus calles empedradas, la plaza central, los yacimientos de su alrededor o el monte del Calvario del que hemos hablado son algunos de los atractivos del municipio. Perfecto para venir durante las vacaciones de verano, si todavía no tienes destino señalado puede que las islas Baleares sean la alternativa perfecta.